Seguidores

sábado, 17 de abril de 2010











Te acercas con picardía y miras desde la otra punta de la habitación. Te sentís inteligente, hasta ahora nadie te vió. Desde aquella distancia podes ver parte de su pelo, pero todavía no se percató de tu presencia.
Con mucha agilidad, te tirás al piso, sin hacer el más mínimo ruido, cualquier cosa podría arruinar el momento. Después de todo, contás con el factor sorpresa.
En cuatro patas, tratas de desplazarte, cuando ves que dirige una de sus orejas en tu dirección. Frustración. ¿Me vió? ¿No me vió? Parece no reaccionar. Vos seguís gateando.
Buscás con la mirada lo que querés... y ahí está! El objeto tan preciado, que con tanto anhelo queres recuperar.
Te ponés detrás de la cama, en una posición perfecta para saltarle encima, y dejarlo totalmente desarmado. Crees que lo lograste, que conseguiste el objetivo, que fuiste más ágil, más inteligente, más poderoso que el.
En pleno salto de tigre, se da vuelta, y te lengüetea la cara.
Jamás intenten sacarle un balde a un perro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario