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jueves, 15 de julio de 2010

Saber frenar.

Ese aire motivador
que ya fue víctima de la realidad.
Ese sueño conciliador
que supo saberme a mar.
Tantos párrafos y lineas
caminados entre vías,
tanta gente en los rincones
presa de sus tribulaciones.
Canción de cuna que bailo desde la infancia
yace en mi pecho con añoranza.
Extrañando esas frases del olvido
dispersando la niebla de aquel camino.
Hoy habita en mi pecho un fuerte olor dulzón
y camina por mi alma con desechos de color.
Saber parar para poder sentir
todo aquello por lo que hoy he decidido vivir.
Aquel sueño que terminó en delirio
y hoy fue causa de mi martirio,
mañana será un tierno recuerdo
que me mantendrá despierta y con sentimiento.

(Si lees entre lineas vas a encontrar menos de lo que esperabas. Si entendés en su totalidad, vas a hacerme el favor de explicarme cuantos compases producen mis dedos al pasar por la única herramienta que me permite delirar.)

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