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martes, 14 de diciembre de 2010

Cerrar los ojos un ratito y escuchar el soplar del viento, ahogar las penas en un vaso de cemento. Caminar descalzo por la calle, vivir de sombra a sol que nace.

Un ritual de explicaciones, mil y un complicaciones...

Ver más allá de la gente, imaginar un mundo diferente, no de paz, no de amores.

Y agradecer. Seguimos cantando.

Cosas simples y complejas con variedad de moralejas que nos siguen, nos persiguen, ni pensar si son muy viejas.

Y la gente mira el cielo y acota mil elogios, nombrando cuantas veces el firmamento ha mutado en algo hermoso. No lloren que sigue arriba, y cambia siempre, cambia el clima.

Cambian las calles y las esquinas, inclusive la gente que en ellas transita.

Imaginar otro lugar, otra calle y otra esquina, no hermosa, no perfecta.

Y agradecer. Seguimos cantando.

Del campo a la ciudad se ve la tierra y a sus muertos, cementerios bien poblados, lapidas y tormentos.

El viento sopla, y el cielo muta, las calles cambian por más que escupas.

Imaginemos, no perfecciones. Posibilidades, cambios y acciones...

Y agradecer. Seguimos cantando.

1 comentario:

  1. El texto es muy bonito, me gusto mucho :)
    por cierto mis notas tambien dejan mucho que desear jajajja
    Un besito

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