Cerrar los ojos un ratito y escuchar el soplar del viento, ahogar las penas en un vaso de cemento. Caminar descalzo por la calle, vivir de sombra a sol que nace.
Un ritual de explicaciones, mil y un complicaciones...
Ver más allá de la gente, imaginar un mundo diferente, no de paz, no de amores.
Y agradecer. Seguimos cantando.
Cosas simples y complejas con variedad de moralejas que nos siguen, nos persiguen, ni pensar si son muy viejas.
Y la gente mira el cielo y acota mil elogios, nombrando cuantas veces el firmamento ha mutado en algo hermoso. No lloren que sigue arriba, y cambia siempre, cambia el clima.
Cambian las calles y las esquinas, inclusive la gente que en ellas transita.
Imaginar otro lugar, otra calle y otra esquina, no hermosa, no perfecta.
Y agradecer. Seguimos cantando.
Del campo a la ciudad se ve la tierra y a sus muertos, cementerios bien poblados, lapidas y tormentos.
El viento sopla, y el cielo muta, las calles cambian por más que escupas.
Imaginemos, no perfecciones. Posibilidades, cambios y acciones...
Y agradecer. Seguimos cantando.
El texto es muy bonito, me gusto mucho :)
ResponderEliminarpor cierto mis notas tambien dejan mucho que desear jajajja
Un besito