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martes, 7 de diciembre de 2010

Siento que no estoy donde debería estar, que no estoy haciendo lo que tendría que hacer, que a pesar de estar encaminada en ciertas cosas, estoy totalmente perdida en muchas otras. La gente que me acompaña no siempre es la correcta, el cielo que me mira no es siempre el cielo que me conviene.

Y dejando de lado el hecho de que se que muchos aspectos de mi vida no son correctos, se que si lo son… ¿Contradictorio?

Muchas veces nos quejamos de que no tenemos metas en la vida, o de que no sabemos que hacer, que seguir, como vivir, y nos frustra encontrar algo para hacer y saber que es lo único a lo que nos vamos a poder tirar de lleno. Pero no he escuchado a nadie admitir lo difícil que es poder tomar un rumbo cuando hay mas de una ficha en el tablero, lo complicado que es decidirse entre tantas posibilidades y pasiones, porque si, no nos viene bien tener nada, no nos viene bien tener mucho, no nos viene bien tener algo, nada.

Esa sensación extraña de euforia y libertad de la que somos presos de vez en cuando, esa que nos lleva a querer dar rienda suelta a nuestros sueños y vivir la vida por una extensa ruta de pasiones y desilusiones, más allá de la maleza y los tiburones… Es complicado saber si va a ganar aquel arrebato de sensaciones o la sensatez de volver a este mundo y replantearnos lo que está a mano y lo que no.

Personalmente, estoy harta, cansada, exhausta de que siempre sea lo que nos conviene, no lo que queremos.

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