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domingo, 25 de julio de 2010

"Hoy tal vez el cielo se tiña de rojo y se que no serás capaz de entenderlo, más aquella estrella verde me guiará por ese mar de sueños. De compañía me llevaré a tus ojos que serán el lucero de mis noches en vela, mi calor durante las nevadas del anima y aquel viento que soplará siempre a favor de mi vita. Más sin miedo recorreré tus sueños en busca de lágrimas para aliviar mi desértico cuerpo, un brillo en tus pupilas que cubrirá con calor mi frío pecho, un destello de sorna en tu tímida voz que sepa darle gioia a mi existencia. Tus labios dejaran de ser mi karma. Mis brazos dejaran de ser TU karma. Me encargaré de que tu risa sea el nettare de mi vida, de nuestra vida."

El cielo brillaba tanto como tu alma cuando el crepúsculo nos dió la bienvenida. En tu mano aquel bracciale que recuerdo haberte dado hace un tiempo, en mi cuello una cadenita, de la cual colgaba uno de tus anillos... mi anillo.

(Y en mi mente tremendo lío al no entender nada de esto, ni tus palabras, ni lo que te contesté...ni quién sos.)

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