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jueves, 29 de julio de 2010

Otro cuento viejo... otra puerta abierta.

[Lo más probable es que me aferre a una ráfaga de aire tibio que pase por mi ruta, para poder volar con ella a donde encuentre calor. Solo quiero un refugio donde mis huesos sientan la paz de tu valor. Posiblemente busque en tus ojos más allá de la maldad y tal vez entre dos pedazos rotos formemos una mitad. Si la vida me alcanzara para mostrarte mil verdades, haría un papiro resaltando tus bondades, te pondría frente al espejo y pesaría tu alma con la mía... Podríamos sorprendernos de la nula diferencia y descartando las creencias nos olvidaríamos de las dolencias.
Esa guerra continua entre el deber y la locura, el placer de saber que lo que has hecho fue por simple amargura. La pared que muta en cuatro muros se convierte en la celda de tus pesadillas, es imposible palparla, es imposible sentirla, preso y demente sabes muy bien que es solo un juego de tu mente. Carcelera de tus anhelos ahora me encuentro, sin salida al dolor constante... solo podré ser vigilante de mi propio martirio, vivir el calvario que deje entrar en mi vida, con solo darte la mano, con tan solo prestarte mi alma.
Somos un puñado de juguetes que no entienden nada del lejano paisaje. Somos un puñado de incomprendidos, incomprendidos por nosotros mismos. Aquello que nunca buscaste y sin embargo te cayó del cielo. Solo un puñado de seres que buscan el cariño en el placer del habla, en el sentir de una llama, en el alivio, en la mirada. Y yo soy la que tiene la llave y da paso a las verdades. Yo soy la que perdió una copia, y vos sos el que la robó.]

¿Serías tan amable de devolver aquella llave?

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