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viernes, 6 de agosto de 2010

Es impresionante lo mucho que me gustaría hacer bien todo lo que quiero, o todo lo que me gusta, y también es increíble no querer aceptar que soy buena en ciertas cosas y a raíz de eso, bajonearme sin sentido. A mi defensa, soy buena en algunas cosas, pero podría ser mejor, siempre se puede ser mejor. [Esa manía de sentir que no soy buena en nada, a veces es mejor escuchar lo que dice el resto cuando ese "resto" es transparente]. Está bien, el día de la fecha la nena admite que es capaz de hacer bien algunas cosas, y que eso la hace feliz.

A otra cosa mariposa, siempre dije que no soy de obsesionarme, pero como siempre sola en mi habitación reflexionando, descubrí que si. ¿Mi obsesión? Londres, Inglaterra, Reino Unido, Gran Bretaña. Es... la cultura, la arquitectura, los paisajes, la gente, todo me llama tanto. Me dijeron miles de veces que tendría que haber nacido allí, y si no sintiera tanta antipatía por la monarquía realmente me hubiera encantado (sin embargo me parece fascinante la influencia de esta en aquel territorio, que loco). Aunque tengo la impresión que de haber nacido en aquel precioso lugar, sentiría el inmenso deseo de conocer Argentina. Son esas cosas que uno siente y no sabe el por qué, pero estoy segura de que así sería. Igual, mi país no lo cambio por nada, el no tiene la culpa de lo que pase, es hermoso y soy capaz de aceptarlo.

Volvamos a cambiar de tema, asumo que también tengo un extraño encaprichamiento con la política, y simplemente no puedo dejar de hablar sobre el gobierno si me dan el pie a hacerlo. También me asquea la gente que opina sin saber, el que habla sin pensar y el que se queja del presente omitiendo el pasado. Somos expertos en olvidar viejas experiencias y en cometer los mismos errores, sería genial que miren nuestra historia y aquí otro viejo indicio de que no hay memoria. No os quejéis, si la culpa es vuestra.

Si, otro párrafo, otro tema. Me asombra que pequeñas cosas sin importancia me pongan tan feliz. Pegar un cartel en una puerta me hizo sentir bien, me sacó una sonrisa e hizo que largara una carcajada impresionante. ¿Por qué seré tan amargada? Claro, no soy amargada, pretendo serlo. Dicen que reírse contribuye con la salud y lo hace a uno más sano, probemos.

Y acá, sola en mi cuarto, tomando mate y escuchando música me doy cuenta de que no limpié los rulemanes. [No sé si los de mis patines... o los míos, será por eso que giro tan lento]

"Sometimes I believe in as many as six impossible things before breakfast" "That is an excellent practice"

Ponerlo en práctica no sería una pérdida de tiempo, tal vez pueda aprovecharlo más.

3 comentarios:

  1. Quiero el cartelito del pinguino, si no me hacen uno.. me llevo el de la puerta, está dicho. el que avisa no traiciona (¿) te amo ♥

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  2. *Antipatía. No empatía :3

    Y muy lindos los carteles, pero limpien cuando los hagan.

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  3. Sí, una sonrisa te alimenta el alma, imaginate una risa! Hay que ponerla en práctica más seguido, dicen que los nenes chiquitos se ríen quinientas veces al día y un adulto sólo quince, es re triste, pero es así... al menos intentemos no sólo reírnos quince veces, un poco más. Una sonrisa nos cambia el día!

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